In Opinión
Por: Marcelo Retamal Rodríguez
Miembro Mesa Directiva HL7 Chile
Jefe de Proyectos Registro Clínico, Gerencia Tecnologías de la Información, Clínica las Condes
Director, Asociación Chilena de Informática en Salud – ACHISA

Ya es un hecho que las nuevas tecnologías crecen y evolucionan día a día. Realidad aumentada, robots, IoT, algoritmos y las comunicaciones de máquina a máquina ayudan a la persona en una gran variedad de tareas en diversos sectores, entre ellos está el área de la salud.

Durante muchos años me he desempeñado interoperando diferentes tecnologías en búsqueda de dar una atención eficiente, de calidad y que lleven a los pacientes a una mejor experiencia en el ciclo de atención, cuando así lo requieran. Pero, además de esto, ¿qué nos lleva a querer generar interoperabilidad entre tecnologías?

Debemos entender en primera instancia que la información correcta en el lugar y tiempo adecuado es de vital importancia cuando hablamos de salud de las personas, por otro lado, evitar la redundancia de entrada de información en los diversos sistemas que pueden convivir y evitar la transcripción, también ayudan al minuto de generar una buena experiencia en el ciclo de atención en salud.

Si tomamos la definición de la IEEE (Institute of Electrical and Electronics Engineers) sobre interoperabilidad, señala que “Interoperabilidad es, la capacidad de dos a más sistemas o componentes para intercambiar información y utilizarla”. Si hiciéramos una clasificación de interoperabilidad, esta la podríamos definir en tres dimensiones vinculadas a; Técnica, que refiere a la información que viaja de un sistema a otro, al modo en que esta lo realiza. Semántica, entender y utilizar la información compartida. Proceso, va por sobre los sistemas informáticos, involucrando políticas, cultura organizacional y mecanismos que colaboran a nivel de organizaciones.

Pero el generar interoperabilidad entre sistemas tiene beneficios; simplifica la actividad administrativa y de los modelos de negocio de la institución, fomenta el uso de estándares, permite reutilización evitando redundancia de ingreso de datos, ayuda en mejorar la toma de decisiones, entre otros.

¿Y cómo logramos interoperar? Unos de los puntos importantes para dar respuesta es el uso de estándares, que si buscamos una definición vendrían a ser las reglas o pautas y/o características necesarias para un uso en común, con el objeto de obtener un nivel óptimo de resultados en el contexto deseado.

Dentro de los estándares en salud menciono;
Terminología: SNOMED, LOINC, CIE.
Documentación: CDA de HL7, CCR de ASTM.
Conceptuales: RIM de HL7.
Aplicación: CCOW de HL7.
Arquitectura: HISA.
Mensajería: HL7, DICOM.

Los estándares HL7 están diseñados para entregar una gran variedad de escenarios para la interoperabilidad en salud, en forma general, lo que puede variar entre un país a otro o de una región a otra. Por esto, la llegada del capítulo chileno HL7, viene a asegurar el uso de este estándar en el sector salud, bajo los requerimientos nacionales, generando los lineamientos necesarios para llegar a concretar la interoperabilidad nacional de las diferentes tecnologías existentes, mejorando la eficiencia, calidad y oportunidad de salud entregada a cada chileno.

Una de las grandes problemáticas existentes y que nos ha limitado el conseguir la interoperabilidad, se da principalmente en la falta de definiciones y conocimiento respecto a; Definir el tipo de estructura y sintaxis a utilizar para el intercambio de información (Interoperabilidad Sintáctica); definir los estándares y vocabularios u ontología en salud a utilizar para así todo el ecosistema entienda lo que se está intercambiando (interoperabilidad semántica); y finalmente contar con las políticas y normativas necesarias (interoperabilidad organizacional) para que todo lo anterior se ponga en práctica y lograr un común acuerdo del sector salud para el intercambio y uso de la información en salud.